La Disonancia Cognitiva y El Vínculo Traumático

 
 

La Disonancia Cognitiva y el Vínculo Traumático que provocan las relaciones de abuso, son de los temas más importantes por comprender en el proceso de recuperación luego del abuso narcisista.

Estos conceptos generalmente explican cómo es que las víctimas permanecen en relaciones de abuso y por qué vuelven una y otra vez con el abusador.

Con frecuencia leo preguntas relacionadas a estos temas en mis videos de YouTube y en otras redes sociales. Así que decidí hacer este episodio para combinar y comparar ambos temas. En este episodio sabrás qué pasa si no trabajas en disolver la disonancia cognitiva y en romper el vínculo traumático. Descubrirás cómo es que estos dos temas se relacionan entre sí y en qué puntos de tu recuperación se manifiestan. También te daré algunos consejos para que te liberes de estos dos mecanismos de supervivencia que provoca el trauma del abuso.

Si no trabajas en sanarte de la disonancia cognitiva ni del vínculo traumático, permanecerás atrapado en la repetición compulsiva que te hace volver con abusadores pasados (y recuerda que en promedio, las víctimas vuelven 7 veces con su abusador). Si lograste establecer Contacto Cero con ese abusador, pero no te recuperas de la Disonancia Cognitiva ni del vínculo traumático, aún correrás el riesgo de caer con otro abusador que seguramente será más encubierto que el anterior, y con quien se te dificultará más identificar sus abusos.

El vínculo traumático está una octava por encima de la disonancia cognitiva. 

El vínculo traumático se rompe hacia el final de la Etapa 2 de la recuperación mientras que la disonancia cognitiva se disuelve en la Etapa 1. Entonces, lo primero que se disuelve es la Disonancia Cognitiva, y luego, conforme trabajas en tu auto-cuidado radical como lo requiere la Etapa 2, eventualmente tendrás la oportunidad de romper el vínculo traumático con el abusador de origen en tu vida.

Para entender el vínculo traumático, primero hay que ver la conexión que tiene con la disonancia cognitiva. Ambos son mecanismos de supervivencia que se construyen en la parte primitiva del cerebro. Por muy absurdo que suene, esto significa serle leal a una persona que te hace daño y que tu cerebro está programado para vincularse con el abusador y sentir empatía hacia él (o ella) con tal de seguir sobreviviendo.

La disonancia cognitiva ocurre cuando intentamos conciliar al mismo tiempo 2 creencias opuestas.

Esto pasa cuando nos topamos con información que contradice nuestras creencias o nuestra forma de ver el mundo. El cerebro no puede reconciliar estos 2 pensamientos opuestos. Esta contradicción genera un exceso de ansiedad que le causa un cortocircuito al cerebro, lo cual induce un estado de negación.

La negación es el mecanismo de defensa psicológico más primitivo con el que cuenta la mente humana.

La negación nos mantiene en una zona de confort donde la fantasía, la ilusión y la esperanza tóxica evitan que aceptemos la dura realidad que no queremos ver. La negación nos beneficia temporalmente, pero a la larga tiene efectos dañinos cuando obstaculiza nuestra recuperación y crecimiento.

¿Qué función tiene la Disonancia Cognitiva en una relación de abuso?

Bueno, supongamos que estás con tal abusador o que estuvieron juntos y se separaron hace poco. Una parte de ti sabe que esa persona es abusiva, manipuladora, hiriente y tóxica para tu vida. La otra parte aún se aferra a creer que hay algo “bueno” en el abusador, a querer recordar los “buenos” momentos que hubo al comienzo o de forma esporádica y que fueron dosificados por el abusador para tenerte ahí, esperando a que las cosas mejoraran, creyendo que ellos estaban cambiando y que la relación podría salvarse.

Cuando estás en la disonancia cognitiva, notarás que tu mente va y viene dando giros de 180° entre un “todo está bien” a un “todo está mal”, de decir “me ama” a “no me ama”, de pensar “esta persona es maravillosa” a “esta persona es abusiva e hiriente”.

Básicamente, estarás yendo y viniendo entre la ilusión de un amor y la verdad del abuso. Esta verdad es desagradable y nadie le quiere poner atención, por lo que es más fácil entrar en un estado de negación para aferrarnos a la fantasía y la esperanza.

La disonancia cognitiva se disuelve de forma espontánea en un instante de crecimiento que resulta de 4 prácticas: 

  1. Afrontar la verdad de forma implacable – Escribe una Lista de Sobriedad con los puntos clave sobre cada cosa hiriente, manipuladora o abusiva que esa persona te haya hecho. Léela para ti cada que tu mente vuelva a esa fantasía, ilusión, esperanza tóxica o negación. La lista le ayuda a tu mente a permanecer sobria en la verdad. Esta es la parte más importante del trabajo que tendrás que hacer para librarte de la disonancia cognitiva.
  2. Integrar el mantra “No fue tu culpa” – esto te ayudará a desengancharte para que dejes de querer arreglar lo irreparable. El abuso nunca fue tu culpa, a pesar de cuánto se haya esmerado el abusador en hacértelo creer.
  3. Ponerle nombre al abusador y al abuso – usa la palabra o el término que te haga sentir mejor (narcisista, psicópata, sociópata, abusador, manipulador, etc.) y entiende que no hay nada de malo en tener un buen juicio. Esto no te convierte en alguien prejuicioso.
  4. Hablar tu verdad con más gente que te entienda y que te apoye, y poner Contacto Cero con la gente que se sienta ofendida con tu verdad.

Si estás en las fases iniciales de la Etapa 1 de la recuperación y observas que tu mente aún va y viene entre pensar “me quiere / no me quiere”, entonces el trabajo que tendrás que hacer es poner en práctica los 4 puntos que acabo de mencionar para ayudarte a disolver la disonancia cognitiva. A veces la gente logra disolver la disonancia cognitiva antes de separarse del abusador, aunque por lo general ocurre después. Sabrás que aún estás viviendo en disonancia cognitiva cuando notes en ti ese vaivén de pensamientos opuestos.

A veces te sentirás lúcido contándole a la gente (y a ti) cómo es que los comportamientos de esa persona son abusivos o inaceptables, y sin que te des cuenta, empezarás a extrañar sus caricias esperando a que quizás llegue el día en que por fin cambie y puedan tener la vida de fantasía que siempre soñaste.

Disolver la disonancia cognitiva se trata de aceptar la realidad externa sobre lo que pasó y sobre quién es el abusador en realidad. Son todas las cosas externas a ti. En la Etapa 1, la Etapa de la Víctima, pones toda tu atención fuera de ti. Eso está bien, por ahora, porque se trata de un período que se atraviesa antes de llegar a la Etapa 2, la Etapa del Sobreviviente, que es cuando al fin puedes ver hacia tu interior.

La aceptación externa de la verdad tiene que ocurrir para que puedas dejar de desperdiciar tu energía intentando hacer que funcione lo imposible, y en vez de eso, la inviertas en recuperar las riendas de tu propio destino para cruzar el Primer Umbral y llegar a la Etapa 2.

A veces te toparás con gente que sigue atorada en la Etapa de la Víctima mucho tiempo después de haber dejado a su abusador, y esto pasa porque no han podido mirar hacia adentro para aceptar por completo la responsabilidad sobre sus propias vidas.

Ese es el Primer Umbral que cruzarás al pasar de la Etapa 1 a la Etapa 2, cuando te empoderes y comprendas que, aunque tú no tuviste la culpa por el abuso que viviste, sí es tu responsabilidad hacer algo al respecto. Si sientes que lo que acabo de decir te hace sentir culpable o si te suena a que estoy “culpando a la víctima”, entiende que eso significa que aún sigues atrapado en la Etapa 1 y todavía no estás lista para aceptar la auto-responsabilidad. 

No hay nada de qué avergonzarnos cuando somos víctimas. Todos hemos pasado por eso. Sin embargo, es importante entender que ser Víctima es una etapa que tú mismo puedes superar y no un diagnóstico ni mucho menos una sentencia de vida. No tienes por qué quedarte ahí.

Hay quienes permanecen en la Etapa de la Víctima porque obtienen suministro narcisista a través de la simpatía de los demás o por el estatus que les brinda ser siempre la víctima.

Otros simplemente se quedan en esa etapa porque no saben qué está pasando y viven repitiendo los mismos errores una y otra vez sin aprender la lección.

Entonces, primero tienes que trabajar en disolver la disonancia cognitiva mediante la aceptación externa que conlleva reconocer el abuso y al abusador por lo que son realmente. Después podrás empoderarte para llegar a la Etapa del Sobreviviente, cuando comprendas que no es justo lo que te pasó, pero que ahora tú eres la única persona capaz de hacer algo al respecto. En la Etapa 2 empiezas a ver dentro de ti. Trabajas en el auto-cuidado radical. Desentierras y descubres tus propios patrones tóxicos, (algunos de ellos te han venido siguiendo desde niño) para trabajar y cambiarlos por hábitos que impulsen tu auto-recuperación.

Luego de un tiempo, viene un punto de inflexión en la Etapa 2. No es al finalizar la Etapa 2 sino un poco antes. Este es el Segundo Umbral donde tienes la oportunidad de romper el vínculo traumático con tu abusador de origen. El vínculo traumático se forma entre la víctima y el abusador al igual que entre un rehén y su secuestrador. Este es un mecanismo de supervivencia para situaciones extremas como lo son las relaciones de abuso.  

Al vínculo traumático también se le conoce como Síndrome de Estocolmo. Hay 4 criterios que causan esto:

  1. Una amenaza percibida para la vida de la víctima (puede ser física o psicológica).
  2. Un acto de bondad percibida (bombardeo de amor/idealización).
  3. Aislamiento de cualquier perspectiva externa (aislamiento físico o psicológico).
  4. Incapacidad percibida para escapar (la indefensión aprendida de sentir que no hay salida).

En situaciones de la vida real, el vínculo traumático hace que la víctima sienta empatía por su abusador y lo defienda. Por esto es que el Dr. Patrick Carnes, autor de “The Betrayal Bond” (El Vínculo de Traición), también le llama “lealtad enferma” o “loca lealtad”. La víctima le está siendo fiel a una persona que la está traicionando. Parece una locura defender a alguien que te está lastimando, pero recuerda que esto no lo causan las partes racionales ni conscientes del cerebro. Al vínculo traumático lo causan las partes primitivas y emocionales del cerebro.

El vínculo traumático provoca un pegamento (el miedo) que mantiene a la víctima atrapada repitiendo los mismos patrones autodestructivos.

Es importante reconocer que esto NO significa que la víctima sea estúpida. Esto no proviene de las partes conscientes ni cognitivas del cerebro.

He trabajado con clientes que tienen doctorado. Incluso he trabajado con clientes que eran terapeutas con títulos avanzados, capacitados para reconocer e identificar el abuso. El abuso va más allá de entender a un nivel cognitivo que “esto está mal, esto no es sano, esto no es bueno para mí”, y ataca la parte del cerebro que sólo se preocupa por sobrevivir. Romper el vínculo traumático lleva más tiempo de lo que lleva librarse de la disonancia cognitiva. En la Etapa 1 no estamos listos para lidiar con el vínculo traumático porque aún no podemos mirar dentro de nosotros.

Primero tenemos que romper la disonancia cognitiva al enfrentarnos con la aceptación externa de la verdad.

En la Etapa 2, a través del proceso de autocuidado y autodescubrimiento, podemos realmente comenzar a mirar hacia adentro para hacernos responsables de nosotros mismos. Esto significa que logramos distinguir nuestros patrones de auto-abandono y complacencia hacia los demás, típicos de la codependencia. En este punto, la idea de responsabilizarnos no nos causa culpa ni se siente como un defecto. Más bien nos empodera. Ese es el estado que te lleva a impulsar cambios poderosos en tu vida, poniendo fin a esos viejos patrones de auto-sacrificio para que puedas seguir avanzando en tu recuperación.

Eventualmente, a través de este proceso, podrás entrar a la Etapa 3, la Etapa de Plenitud. Antes de que esto ocurra, hay un punto de inflexión en la Etapa 2, una confrontación con tu falso Yo y con aquello que tiene el máximo poder sobre tu vida. Este momento por lo general ocurre a través de una experiencia interpersonal. La otra persona será el catalizador para que tengas la oportunidad de transformarte, siempre y cuando no te quedes atrapado culpando al otro, lo cual significaría retroceder al enfoque externo de la Etapa 1.

Aquí, en la Etapa 2, para romper el Vínculo Traumático tendrás que ver dentro de ti para identificar qué es lo que esa persona está detonando. Lo más común es que se trate de un sentimiento ligado a una herida central que vienes cargando desde tu infancia, sin importar si alguno de tus padres era narcisista o no. La crisis que surge en este punto de la travesía es más bien una oportunidad.

Tendrás que enfrentarte a la realidad interna si quieres romper el vínculo traumático. Esto significa conectar con tu verdadero Yo. Tu autenticidad es la espada que corta y atraviesa la negación y te libera para siempre. Cuando escoges a tu Yo auténtico en este instante de oportunidad, puedes apropiarte de tu verdadera identidad. En este umbral vas a tener que escoger entre tu falso Yo y tu autenticidad. Tu ego querrá culpar a alguien o a algo externo y eso podría extraviarte, llevándote a repetir de vuelta las primeras etapas del proceso de recuperación.

Si en cambio eres capaz de mirar dentro de ti con honestidad y logras identificar las cosas que quieres cambiar, entonces podrás abandonar la cobija de la falsa seguridad para erguirte con valentía en tu autenticidad. La falsa seguridad se basa en las creencias y en los patrones que adoptaste en la Etapa 1 con tal de sentirte a salvo. Podría ser tu tendencia querer quedar bien con todo mundo, callar tu verdad o sacrificar tu autoestima para mantener una relación, enfocarte en ganar aprobación y validación externas, esconder quién eres tú realmente para poder encajar o repetirte a ti mismo que todo está bien cuando no es así. 

En este punto, algo dentro de ti tendrá que irse para que puedas acceder a tu autenticidad y seguir adelante.

Hasta antes de llegar a este punto de inflexión, probablemente tuviste mucho miedo de sentir tu herida central, por lo que usaste distractores y adicciones para enmascarar ese sentimiento y tenerlo reprimido. Pudo haber sido con comida, alcohol, drogas, comprando cosas, apostando, mirando pornografía, redes sociales, video juegos, cuidando de otros o una adicción al trabajo.

Cuando te permites sentir y enfrentar lo que tuvo tanto poder sobre tu vida y escoges tu autenticidad en vez de los viejos mecanismos de defensa del ego, es entonces cuando el vínculo traumático se rompe espontáneamente y la vergüenza muere con él.

El abuso te enseña a internalizar una falsa sensación de vergüenza. Terminas cargando con una vergüenza que no te pertenece: la vergüenza del abuso. Cuando te tragas todo eso, te enfermas. Esa vergüenza también distorsiona tu sentido de autoestima y lo reemplaza con un sentimiento de inutilidad o de no ser lo suficientemente bueno.

La aceptación que ocurre cuando se rompe el vínculo traumático es la auto-aceptación. La auto-aceptación y la autoestima son lo opuesto a la vergüenza. Este punto de inflexión donde se rompe el vínculo traumático puede parecer casi anticlimático después de todo lo que ya atravesaste. Como cuando te acostumbras al ruido que hace el refrigerador y sólo te das cuenta de que ya no está sonando porque el silencio es abrumador. Cuando el miedo y la vergüenza del vínculo traumático desaparecen de repente, ¡justo así se siente!

Luego de este súbito punto de inflexión, vendrá un período delicado en el que serás puesto a prueba según la Ley de la Verificación para ver si realmente quieres esa vida nueva o si prefieres regresar a la persona que eras dentro del vínculo traumático. Puedes estar seguro de que estas pruebas vendrán. Tu respuesta a estas pruebas será tu forma de decirle al universo que ya estás harto de ser abusado y manipulado.

Luego de romper el vínculo traumático original, tendrás que quemar puentes con la gente y las situaciones que te hacen daño.

Si no lo haces, correrás el riesgo de volver al vínculo traumático y retroceder hacia las primeras etapas de la recuperación.

Yo tropecé en la oscuridad de ese ciclo improductivo por muchos años, antes de darme cuenta de lo que estaba pasando y de cómo podía liberarme.

Si te preguntas si aún estás dentro del vínculo traumático, aquí hay algunos signos característicos: 

  • Aún te sientes atraído emocionalmente por los bombardeos de amor y no eres capaz de reconocer la superficialidad, lo vacíos y huecos que resultan ser los falsos elogios o gestos.
  • Aún tienes esperanzas de que las cosas funcionen con el abusador, de que cambie o se disculpe contigo.
  • Todavía estás defendiendo al abusador en tu cabeza (racionalizando, minimizando y justificando su comportamiento)
  • Aún sientes que no hay salida.
  • Aún le tienes miedo al abusador.
  • Todavía estás esperando o aceptando el contacto con gente que te hizo daño.
  • Aún le sigues ayudando a gente que te lastimó (ya sea por obligación o culpa)
  • Aún le extiendes tu confianza a personas que te muestran una y otra vez que no son de fiar.
  • Todavía estás tratando de convencer a las personas abusivas de que algo está mal con su comportamiento, pero ellos se niegan a aceptar su propia responsabilidad.
  • Aún te atraen nuevas personas abusivas (es la inercia de la familiaridad porque tu sistema nervioso todavía está programado para reconocer el abuso como amor o como hogar y seguirá así hasta que no reentrenes a tu sistema nervioso).

Descubrirás que tienes que romper el vínculo traumático con el abusador original en tu vida, y por lo general se trata de un miembro de la familia.

Cuando haces esto, se desata un efecto dominó y todos los demás vínculos traumáticos que se crearon con distintos abusadores en tu vida adulta también se rompen. Luego empezarás a sentir un rechazo hacia la gente manipuladora o abusiva, incluso cuando te estén haciendo el bombardeo de amor que antes te hacia caer tan fácil. Estas son señales de crecimiento.

No puedes culparte por el tipo de gente que se siente atraída hacia ti. Atraerás gente buena, gente mala y gente de lo peor porque eso es lo que hay.

La clave está en la gente que tú estás dispuesto a aceptar y tolerar en tu vida.

En eso tú sí tienes el control, en decidir a quién dejas entrar y a quién dejas que permanezca en tu vida.

Luego de romper el vínculo traumático, ya no volverás a aceptar manipulaciones ni abusos inconscientemente. Tan pronto se aparezca otro manipulador o abusador en tu vida, le pondrás un alto de inmediato. Ya no te atrae la idea de enseñarle a alguien a que se comporte como un ser humano decente. Ya no intentas repetir viejas lecciones de abuso con nuevos abusadores. Tu auto-valor va en aumento, tu auto-confianza crece y te diriges hacia la etapa de plenitud.

Comprender estos conceptos del vínculo traumático y la disonancia cognitiva nos ayuda a entender por qué las víctimas permanecen con sus abusadores o vuelven de nuevo para darles otra oportunidad.

Espero que este episodio te haya ayudado a sentir compasión por ti, por haber seguido ahí, por haberle vuelto a permitir la entrada al abusador cuando te mintió diciendo que cambiaría, por esperar a que las cosas fueran distintas. No te des de golpes por eso. No convivas con gente que te haga sentir como un estúpido por las decisiones que tomaste. Por lo general, la gente que se la pasa recordándote tus errores necesita verte por los suelos para sentirse superior. A veces pueden disimularlo detrás de una máscara de altruismo o de “querer ayudarte.”

Recuerda: la naturaleza de la transformación es que no se adapta a nuestros tiempos.

Llega de forma espontánea en momentos donde una crisis o un colapso nos impulsan a crecer. Quizás tú quieras disolver la disonancia cognitiva y romper el vínculo traumático ahora mismo, y aunque es cierto que tienes que hacer todo el trabajo para ayudarte a llegar a ese punto, tampoco puedes forzar la espontaneidad de ese instante de crecimiento.

Esas oportunidades para crecer pasan cuando tienen que pasar. Lo mejor que puedes hacer es prepararte para su llegada trabajando de forma consistente conforme pasa el tiempo y de esa forma estarás listo cuando llegue el momento.

Todo tu esfuerzo y el trabajo tan duro que realices será tu entrenamiento para estos súbitos instantes de transformación en los que podrás dar saltos cuánticos hacia adelante.

Si quieres saber más sobre estos temas y cómo encajan en el proceso de recuperación, échale un vistazo a mi libro, LA TRAVESÍA: Una Guía de Auto-Recuperación Después del Abuso Narcisista.

En él comparto extractos de mi propia travesía mientras te guío a través del proceso para que puedas ver cada uno de los pasos en la vida real y te imagines cómo aplican en la tuya. Puedes conseguir mi libro en Amazon en versión electrónica y ahora impresa también. El link aparece en las notas de este episodio.

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