Cuando Esperas Que Alguien Cambie

 

 

¿Alguna vez has desperdiciado tu tiempo y tu energía esperando a que alguien cambie?

A lo mejor esperabas que se dieran cuenta que te estaban haciendo daño con su comportamiento abusivo y manipulador. Quizá esperabas que dejaran de tratarte como a un objeto. Tal vez sentiste que alguno de sus hábitos te resultaba irrespetuoso. Puede que te hayas sentido más como una opción que una prioridad en la vida de tu pareja. O tal vez pensabas simplemente que esa persona era un gran compañero de vida, a excepción un punto de incompatibilidad que esperabas que cambiara para ser más compatibles.

Sea cual sea la razón y sin importar si esa persona te estaba haciendo daño a propósito o no, al final el resultado es el mismo. Terminas sintiéndote desesperado, tu autoestima empeora, comienzas a bajar tus estándares y tus límites (si es que los tenías desde un principio) y empiezas a creer que no mereces nada mejor.

Hice un video en YouTube sobre La Plática del Cambio y quise hacer también un episodio paralelo en Podcast para ahondar más al respecto porque se trata de un gran tema que surge no sólo cuando lidiamos con narcisistas y otros manipuladores, sino también con la gente en general.

Es muy importante hablar sobre este tema porque podrías perder meses o años de tu vida preocupándote por hacer que alguien cambie. ¡No hay nada más frustrante y decepcionante! Desde luego que este tema podría aplicar también para relaciones en general, amistades, familia, etc., sin embargo, es más frecuente ver gente aferrada a relaciones íntimas mucho tiempo después de que las cosas dejaron de funcionar por la cantidad tan grande de tiempo que compartieron juntos y por el nivel de prioridad que esa persona tuvo en sus vidas.

Hay 3 pasos necesarios para el cambio. Sin uno de ellos, ni tú ni nadie tendría la capacidad de cambiar.

1) Conciencia de uno mismo – reconocer que se tiene un problema

2) Humildad – dejar el orgullo a un lado y aceptar que tenemos que cambiar

3) Responsabilización de uno mismo  – apropiarse de este hecho y tomar las medidas necesarias para cambiar

Podrías intentar que alguien vea lo que está haciendo y tratar de ayudarle a que aumente su autoconsciencia, pero no siempre vas a tener éxito en abrirle los ojos.

Si la gente se niega y no quiere ver el problema, nada de lo que tú digas o hagas podrá hacer que cambien las cosas. No puedes controlar sus mecanismos de defensa. Tampoco puedes obligar a que una persona se olvide de su orgullo para darse cuenta que necesita cambiar algo sobre sí misma, sobre la forma en cómo te trata a ti y/o a los demás. Tampoco puedes obligarlos a tomar las riendas de la auto-responsabilidad ni a que tomen medidas para cambiar sus vidas. Nada de eso está bajo tu control y tratar de controlarlo sólo te llevará al sufrimiento.

“El sufrimiento no es amor”, diría el psicólogo Walter Riso.

En este episodio voy a hablar de 5 esquemas que podrían estar ocurriendo en segundo plano cuando aún te aferras a la esperanza de que alguien cambie. Puede que notes que estás atrapado en uno de ellos en particular o que varios de ellos te estén afectando. También te daré algunos consejos para romper estos hábitos y que puedas liberarte.

1) Quieres tener la razón.

Estás dándole más peso a tener la razón que a tu propia paz y felicidad.

Este esquema proviene del ego que quiere ganar y tener la razón. Te ves tratando de convencer a los demás de que hay algo malo en su comportamiento. Quieres que lo admitan o que validen el hecho de que tú estás en lo correcto y que tienen que cambiar. Esto no significa que estés mal. Es posible que tengas la razón y que su comportamiento sea irrespetuoso e inaceptable.

¿Qué problema hay aquí?

Que estas sacrificando tu paz y tu felicidad, e incluso hasta tu propia salud, cordura, bienestar, tu éxito y tus sueños con tal de que alguien más se dé cuenta de que su comportamiento es inaceptable.

Estas dispuesto a sacrificarte porque tu autoestima está baja y tu barómetro de aprobación apunta hacia afuera y no hacia adentro. En vez de que tú mismo te valides y sepas que su comportamiento no es apropiado para ti ni para tus estándares, te la pasas queriendo encontrar esa validación en los demás. Quieres que ellos admitan las cosas. Le estás dando a la gente las llaves de tu propia felicidad. Probablemente te sientas súper frustrado.

Esta situación le está causando un estrés a tu Sistema Nervioso Autónomo que empieza a manifestarse como ansiedad y problemas digestivos, y que a la larga provoca graves problemas de salud como afecciones cardiacas y enfermedades del sistema nervioso. A veces incluso podrías llegar a sentir que estás perdiendo la razón porque ¿cómo es posible que esa persona no sé de cuenta de que lo que está haciendo está mal?

Probablemente estés perdiendo tu dignidad en el proceso de intentar que alguien más acepte que está equivocado. Te encuentras tolerando un comportamiento que consideras inaceptable mientas te repites que, si sigues sosteniendo ese espejo enfrente para que vean sus errores, quizá llegue el día donde al fin admitan las cosas. Esto te irá carcomiendo con el tiempo, causando resentimientos y remordimientos duraderos. La persona que más cuesta perdonar es a ti mismo, y cuando te aferras a la esperanza de que alguien despierte y se dé cuenta de que su comportamiento no está bien, luego te lamentarás por haberte quedado tanto tiempo en una situación perdida en la que sacrificaste tanto de ti. Te preguntarás por qué te quedaste ahí, negociando con alguien incapaz de darse cuenta del daño que te estaba causando ni de tomar las medidas necesarias para cambiar sus malos hábitos.

El punto aquí es que si no puedes aceptar a tu pareja por quien es, lo mejor que termines esa relación para conocer a alguien que sí comparta tus valores, sueños y metas.

Deja de querer enseñarle a los demás por qué están equivocados. Valídate tú mismo y sigue adelante.

2) Quieres cargar con la bandera de la víctima.

Estás buscando simpatía, lástima, reconocimiento, que la gente te considere un santo cuando les cuentas lo que atravesaste. 

Necesitas escuchar cosas como: “pobre de ti que haces tantas cosas y nadie las valora”. Se trata de una estrategia de afrontamiento para lidiar con la victimización e incluso puede verse como una forma de llamar la atención para quienes tienen rasgos del Grupo B. Puede que estés haciéndote pasar como la víctima para justificar las formas en las que abusas o manipulas a los demás.

Probablemente sientas pena por ti y te repitas el cuento de que la has pasado peor que nadie y de la injusticia que eso representa.  Incluso podrías darte cuenta que estás compitiendo para ver quién es la víctima más grande y tú te quieres quedar con el premio. Podrías plantear la situación como si estuvieras queriendo ayudar, rescatar, sanar o arreglar a quien te está abusando, manipulando o faltando al respeto mientras tú te esfuerzas y entregas tanto de ti viendo que esa persona es incapaz de cambiar. Esta historia te otorga el estatus de mártir para poder cargar con la bandera de la víctima.

Puede que hasta hagas berrinches diciendo que la gente te está echando la culpa (por no premiar tu papel de mártir) cuando te recuerdan que tú tienes la responsabilidad de separarte si no estás de acuerdo con los términos de la relación.

¿Cuál es el problema aquí?

Que no estás admitiendo tu propia responsabilidad.

La estás depositando fuera de ti, y esto te impide mirar por dentro para ver qué papel jugaste en esa situación. El abuso nunca fue tu culpa. Sin embargo, tú eres responsable de tus propias decisiones. Esto no quiere decir que tú no seas una víctima. Por supuesto que lo eres. Tan sólo te encuentras en la Etapa Uno del proceso de recuperación, la Etapa de la Víctima. Todos hemos pasado por eso.

Sin embargo, tú eliges quedarte ahí atrapado o asumir tu propia responsabilidad para empoderarte y salir adelante. Esto implica que te vas a sentir incómodo, que adquieras humildad y reconozcas que tienes que hacer algunos cambios en tu vida. Hay quienes nunca abandonan la Etapa de la Víctima. Tu orgullo está bloqueando tu capacidad para volverte humilde y aceptar que tienes que trabajar en ti y que el problema no necesariamente está fuera de ti. Cuando estás atrapado en este esquema, te sientes impotente. El empoderamiento surge de la auto-responsabilidad.

Cuando sigues sin poner las riendas de tu vida en tus manos, estás atrapado, estancado e incapaz de salir adelante. Naturalmente, vas a encontrar muchos pretextos que justifiquen por qué no puedes avanzar, y preferirás quejarte en vez de hacer algo al respecto. Esto refuerza aún más tu sentido de indefensión aprendida.

Probablemente estés cansando a tus amigos y les robes su energía repitiendo una y otra vez los mismos problemas sin tomar medidas al respecto. Puede que también ya estén hartos de darte consejos que ni siquiera vas a tomar en cuenta y empiecen a distanciarse de ti porque cada que platican contigo, compartes tantas cosas que acaban con una sensación de negatividad y toxicidad.

Tu vida está fuera de control, por lo que te resultará más fácil concentrar tu control en otras personas, pero eso nunca funciona, porque nunca vas a poder controlar a la demás gente, y esto refuerza aún más tu frustración y tu sensación de impotencia. Puede que no tengas la capacidad de ver los problemas de toxicidad que hay en ti porque te miras como un santo, un empático, como alguien que entrega demasiado y además te niegas a aceptar tus propias deficiencias.

La conclusión aquí es que tienes que enfocarte en aceptar el 100% de la responsabilidad en tu vida.

Tendrás que crear un plan de acción estructurado para que puedas dar pequeños pasos hacia adelante. También tienes que estar dispuesto a sentirte incómodo en este proceso. Deja de desperdiciar tu energía en quejarte y mejor aprovéchala para actuar.

Nadie más puede hacer esto por ti. De ti depende cambiar tu vida. De ti depende rescatarte. También es importante que empieces a enfocarte en la gratitud para que puedas apreciar las cosas buenas en tu vida, dejes de culpar a los demás y tomes las riendas de la responsabilidad sobre tu vida sin importar qué obstáculos que atraviesen en tu camino.

3) Tienes una baja autoestima.

Realmente no crees merecer algo mejor. Has llegado al punto de creer que no vales nada porque la gente te ha tratado así por mucho tiempo. Tienes profundos sentimientos de vergüenza respecto a quien eres y la ausencia de límites y estándares le enseña a la gente que no crees que vales la pena, y esto hace que los manipuladores se quieran aprovechar de ti.

Tal vez sales con personas que desconciertan a tus amigos y familiares y se preguntan qué fue lo que viste en ellos. No ves tu propia belleza o atractivo, tienes profundas inseguridades respecto a tu cuerpo y/u otros aspectos de quién eres, así que te conformas con gente que no te valora porque así es como te sientes contigo mismo. Aceptas ser una opción de última hora en la vida de la gente porque muy en el fondo crees que no mereces ser una prioridad.

Lo más probable es que tú sí pongas a esa misma gente como prioridad en tu vida, y esperes a que sean ellos quienes te contacten, dejando tu horario disponible para que, cuando te manden un mensaje de última hora, puedas estar disponible y los veas para recibir las pocas migajas que están dispuestos a darte para obtener lo que quieran de ti.

¿Aquí cuál es el problema?

Que no tienes estándares ni los límites para proteger esos estándares.

Los estándares son como los Términos y Condiciones para tener una relación contigo. Son pautas, no exigencias. La gente es libre de estar en desacuerdo y de no cumplir con tus estándares de respeto, pero eso significa que no pueden estar contigo.

Tus límites trazan esa línea.

Quizá notes que sí tienes ciertos estándares hasta que alguien llega y empiezas a gustarle. Luego, cuando empieza a hacer cosas que para ti son irrespetuosas o inaceptables, comienzas a bajar tus estándares para mantener la relación en vez de poner un límite y alejarte de inmediato. En el proceso de descuidar tus estándares y conformarte con lo que hay, te estás restando valor y pones en riesgo tu dignidad para seguir en contacto con esa persona. Tal vez te falte ser asertivo con tus estándares y límites. Tienes miedo de decir qué está bien, qué está mal, qué necesitas y qué quieres porque temes que esa persona se vaya.

Cuando careces de asertividad, te pones en riesgo a ti, a tus valores y a tu propio valor con tal de recibir migajas de amor. Tu autoestima forma parte de tu inmunidad contra el uso, abuso y manipulación. Tu autoestima te recuerda que mereces respeto y decencia, que mereces ser una prioridad en la vida de tu pareja y que cualquier comportamiento que no esté alineado con esos estándares no es bueno para ti y por lo tanto, ¡tiene que desaparecer!

Cuando tienes una autoestima saludable no intentas arreglar a nadie ni mostrarle cómo su comportamiento es hiriente o inmaduro. Simplemente te vas y ya.

La conclusión aquí es que trabajes para convertirte en un hombre o una mujer de alto valor.

Esto significa que no tienes ninguna expectativa porque la gente al fin y al cabo es como es y siempre acabará mostrando su verdadero rostro. Sin embargo, tú siempre vas a tener estándares chingones. Esto significa que no buscas la aprobación de otros. Te la das tú mismo. Sabes lo que vales y no necesitas que nadie más te lo recuerde. Sabes lo que quieres y no tienes miedo a decirle no a lo que no quieres. Tienes claro lo que está bien para ti y lo que no. Eres alguien feliz, independiente, que llena sus propias necesidades y no requiere de nadie para ser feliz ni para satisfacer sus necesidades básicas.

Si alguien no puede ver tu valor, seguirás adelante en tu camino en vez de querer convencerlo para que se dé cuenta de tu valor o de explicarle cómo es que su comportamiento te resulta inaceptable. No te conformes ni arriesgues tus valores para mantener una relación. Puedes comunicar directa y abiertamente quién eres y en dónde están tus límites.

Te encuentras trabajando constantemente en tu auto-cuidado y en cuidar de los demás, asegurándote siempre de satisfacer primero tus necesidades sin tener que sobrepasarte. Eres una persona emocionalmente estable y capaz de calmarse a sí misma cuando te sientas molesto. Puedes decir que no y apartarte de cualquier persona que te falte al respeto.

Te concentras en tu crecimiento y en tu desarrollo personal. Hay algo que te apasiona en tu vida. Tienes una vida plena, repleta de cosas interesantes y no siempre vas a estar disponible. No renuncias a las cosas que consideras importantes para quedar con alguien cuando le conviene. Te respetas tú mismo y a los demás. Quieres entender a los demás y te interesas por los demás.

4) Le temes más a estar sólo que a ser abusado, maltratado, o a que no te valoren en una relación.

Tu miedo a la soledad probablemente provenga de tu infancia y/o de tus anteriores relaciones como adulto.

Prefieres seguir en una relación, por muy tóxica o enferma que esta sea porque no has aprendido a estar sólo. Cuando le tienes miedo a estar solo, terminas bajando tus estándares y te conformas con gente que no tiene inteligencia emocional o que es indiferente a tus sentimientos.  Este es el peor tipo de soledad. Es mucho peor que estar sólo pero tu subconsciente se niega a aceptarlo, así que sigues intentando conectar con alguien que no está disponible, ya sea porque no tiene la capacidad de establecer un vínculo emocional contigo o porque simplemente no quiere hacerlo ni le importan tus sentimientos.

Terminas complaciendo a la gente en un intento por ganarte la atención o el cariño de alguien más. Empiezas a perder más y más de ti en el proceso. Te vas agotando y buscas pretextos que justifiquen tus intentos para que esa persona por fin logre conectarse contigo, te considere como una prioridad o simplemente se presente ante ti con cierta frecuencia.

¿Cuál es el problema aquí?

Que estás aceptando relaciones en las que no hay reciprocidad y te la pasas dando más y más para que las cosas funcionen ya que no quieres estar sólo de vuelta.

Tu pareja no te ama como quieres que te amen y esperas a que de la nada se dé cuenta de cómo tiene que amarte. Quizá estés confundiendo el sexo con intimidad porque esos son los únicos momentos en los que sientes una cercanía con tu pareja. Incluso podrías estar haciendo cosas sexuales que no disfrutas con tal de complacer a tu pareja para evitar que te engañe o te abandone. Te aterra la idea de que tu pareja te deje por alguien más o que oculte una relación a tus espaldas. Todos estos actos de complacencia te hacen perder tu sentido del Yo, tu autenticidad y tu luz con tal de mantener la relación.

La conclusión aquí es que necesitas enfrentar la realidad y entender que estás más sólo en esa relación que cuando estás realmente a solas.

Acostúmbrate a la incomodidad de la soledad. Tómate un tiempo y aléjate de las relaciones y de las citas para que puedas sentir las cosas y sanarlas. Deja a un lado los distractores y las adicciones que disimulan la sensación de soledad. También tendrás que trabajar en reconstruir tu autoestima. Empieza por identificar tus valores, lo que realmente te importa en la vida y en tus relaciones. Luego, en función de esos valores, puedes crear un conjunto de estándares para empezar a establecer y fortalecer límites que protejan tus estándares.

Cada vez que haces esto, tu autoestima crece. Si no te tomas un tiempo a solas para trabajar en ti y enfrentar la soledad, acabarás muy pronto en otra relación con alguien que te escuché al principio y te haga sentir que existes pero que tarde o temprano te llevará a sentirte más sólo cuando estén juntos que cuando estás por tu cuenta. Ese patrón se repetirá indefinidamente y aumentará en términos de la cantidad de dolor y devastación que traerá a tu vida, hasta que te dispongas a enfrentar la soledad y admitir que no es tan malo estar solo, y de hecho es mucho mejor que estar con alguien que no te valora ni te respeta.

5) Estás proyectando tu propia capacidad para cambiar en alguien que no está haciendo lo mismo.

Consideras importante el crecimiento personal, por lo cual siempre estás trabajando en ti. La persona que eres hoy es muy distinta a la persona que eras hace 6 meses, hace 1 año o hace 5 años. Has asumido una gran responsabilidad sobre tu propia vida y trabajas continuamente en crecer y superarte para ser la mejor versión de ti. Lees libros, tomas cursos y seminarios, te ves con terapeutas y otros expertos que te ayudan en tu travesía y estás abierto a sus sugerencias y recomendaciones. Naturalmente, asumes que la demás gente está interesada en hacer lo mismo.

Esta suposición es peligrosa.

Sólo un porcentaje muy pequeño de la población está trabajando activamente en su crecimiento personal. Podrías estar proyectando tus cualidades positivas en los demás. Tu autoconciencia podría hacerte creer que la demás gente también es consciente de sí misma. Tu humildad puede llevarte a creer que la gente es capaz de hacer a un lado su orgullo para aceptar que tiene que cambiar y estar dispuesta a recibir consejos y sugerencias. La responsabilidad que asumes sobre ti podría hacerte creer que los demás también hacen lo mismo y que están tomando medidas para crecer.

Tu lealtad y devoción podrían cegarte, impidiéndote ver que tu pareja no es capaz de serte fiel o que tiene un problema de adicción como la pornografía o el husmear perfiles de gente semidesnuda en redes sociales. Tú eres quien elige enamorarse del potencial de alguien más. Tú estás lleno de esperanza y optimismo y aun así la gente te defrauda continuamente al no estar a la altura del potencial que ves en ellos.

¿Cuál es el problema aquí?

Que vas a seguir proyectando tus buenas cualidades en los demás hasta el día en que te hagan algo lo suficientemente horrible como para romper tu estado de negación, obligándote a ver quiénes son realmente.

De nuevo, esto no implica que estemos hablando a un nivel de trastornos de personalidad. Puede ser tan simple como alguien que esté en un punto de inmadurez incompatible con tu propio nivel de madurez y autoestima.

La conclusión aquí es: deja de proyectarte en los demás y siente curiosidad por saber quiénes son realmente.

Observa cómo actúa y cómo habla la gente. Pon atención en cómo describen su vida hoy en día comparada con su pasado y en dónde se verían en un futuro a corto y largo plazo. Deja que las personas se revelen por sí solas con el tiempo y créeles cuando lo hagan.

Deja de buscar gente que se convierta en un proyecto por trabajar. Pregúntate ¿en qué podrías estar invirtiendo tu tiempo y energía que sí valga la pena? Cuando conozcas a alguien, pregúntale qué hace para su crecimiento personal. Pregúntales cuáles son sus sueños y sus metas, dónde se ven de aquí a 5 o 10 años. Deja de salir con gente sólo por su potencial y enfócate en salir con personas cuya realidad presente te agrade. Puede que observes que empiezas en uno de estos 5 esquemas y luego, cuando te ves obligado a enfrentar la realidad, cambias a otro.

Por ejemplo, podrías empezar por proyectar tus cualidades positivas en alguien más hasta que llega el día en que se muestra como es en realidad. Entonces, quizá cambies de paradigma y comiences a sentir miedo de estar solo y acabes conformándote con algo que no está bien para ti, cayendo de vuelta en esa tendencia por complacer a la gente. O quizá te estés convenciendo de que no vales lo suficiente como para tener a alguien que sí te respeta y se preocupa por ti, por lo que descuidas tus estándares y tus límites para seguir con la relación, perdiendo más de tu autoestima en el proceso.

Recuerda que ni tu amor, ni tu ayuda, ni tus razonamientos ni tu sufrimiento pueden forzar a que alguien cambie. El cambio proviene de un impulso interno. Cualquier cambio impuesto por factores externos durará muy poco. Puede ser difícil de aceptar, pero es una falta de respeto intentar cambiar a otra persona. Tú no eres un centro para corregir comportamientos ni un agente del karma. Si no puedes aceptar a alguien como es al 100%, entonces esa persona no es para ti. Deja de querer cambiarla y mejor haz un espacio en tu vida para que llegue alguien a quien no tengas que cambiar para tener una relación y puedas conservar tu autoestima.

Si te refieres a alguien en términos de “si tan sólo….”, entonces puedes estar seguro de que esa persona no es para ti. Por ejemplo: “Es el padre de nuestros hijos y sería un compañero maravilloso si tan sólo no fuera tan controlador”, “Ella es la mujer de mis sueños y en verdad la amo. Si tan sólo fuera más accesible en lo emocional y sexual…”. Esos “si tan sólo”s significan que te estás aventurando en los mares de la fantasía para dejar atrás la tierra firme de la realidad. No eres una mala persona por querer que alguien cambie para que deje de hacerte daño, pero también date cuenta que no es noble ofrecer tu ayuda a alguien que no la quiere ni mucho menos sacrificarte en el proceso.

Tienes razón en que es inaceptable que te utilicen, que te traten con abusos, manipulaciones y maltratos, pero esto no quiere decir que estés en tu derecho ni que sea tu responsabilidad el querer cambiar a alguien. Tú sólo puedes hacerte responsable de ti. Así que si alguien no te trata bien, salte de ahí. Aléjate de la gente que te trate así. Otra cosa es evitar caer ante las promesas y las palabras bonitas. Ten mucho cuidado con la gente que te dice que va a cambiar pero al final no lo hace. Dicen que tomarán medidas y luego no hacen nada o hacen exactamente lo contrario a lo que te dijeron que harían. Te están mostrando que su palabra no vale nada y que no son gente en la cual puedas confiar.

Fíjate en los actos comprobables y en los patrones que apunten hacia un cambio.  O están allí o no lo están. Si los actos y los patrones de cambio no están presentes, es momento de alejarte. Entre más pronto entierres la esperanza de que alguien va a cambiar, más rápido podrás liberarte tú y liberar tu tiempo y tu energía para seguir adelante, con el espacio suficiente para que llegue alguien compatible a tu vida. Cuando te aferras a querer cambiar algo o a alguien y ves que no funciona, tu autoestima se verá afectada. Haz que crezca tu autoestima concentrándote en ti y en las cosas que sí puedes cambiar. Esencialmente, los 5 esquemas que mencioné implican una falta de autoestima.

Trabaja en mejorar tu autoestima para que reconozcas desde antes cuando alguien o algo no sea compatible con tu propio valor ni con tus estándares. No me estoy refiriendo únicamente a quienes tienen trastornos de personalidad, sino también a cualquier incompatibilidad que sientas con la gente en general. Puedes ofrecerle a la gente la oportunidad de que adquiera una nueva conciencia cuando surjan problemas que no se ajustan a tus estándares. Te recomiendo que les preguntes qué piensan o sienten respecto a ese tema en particular sin que seas tú quien revele antes lo que siente o piensa.

Así vas a tener más oportunidades de escuchar una respuesta sincera. Si les dices que para ti es una falta de respeto, ellos podrían responderte que sí porque eso es lo que quieres escuchar, y van a esconder mucho mejor su comportamiento hasta que llegue el día en que todo vuelva a resurgir. Si sientes que en verdad toman conciencia sobre algo cuando les preguntas lo que piensan o sienten al respecto (porque en verdad no se habían percatado), y además notas que están dispuestos a frenar ese comportamiento por su propia voluntad, entonces puedes fijarte para ver si están cumpliendo su palabra o no. 

Puedes darles otra oportunidad. Si el comportamiento aparece de vuelta, podrías elegir tener una conversación más seria al respecto en donde les expreses claramente lo que sientes y piensas sobre ese comportamiento y cómo es que no sea línea con tus estándares. Si prometen cambiar porque te consideran importante a ti y a la relación, entonces podrías darles otra oportunidad. Si pasa 3 veces, lo mejor será aplicar la regla de los 3 strikes y salir de esa relación sabiendo que tú les diste varias oportunidades para que cambiaran si en verdad querían hacerlo. Ahora recuerda, a veces las cosas que alguien te haga son tan inadmisibles que para ti no ameritan una segunda oportunidad. En estos casos, no tiene caso platicar con ellos ni darles chance de nada.

Puedes escoger explicarles tus motivos cuando ya vas de salida o quizá sientas que es más seguro bloquearlos sin decirles nada según sea la situación. Tú eliges. Te recomiendo hacer una lista con todas las cosas que consideras inadmisibles en tus relaciones para que sepas de antemano qué comportamientos no estás dispuesto a permitir más de una vez. No hay nada de malo en soñar ni en tener esperanzas; sólo recuerda equilibrarlo con la parte racional de tu cerebro. Pregúntale a tu mente: ¿Esto tiene sentido? ¿Realmente es lo que quiero?

¿Cómo está afectando mi vida esta relación o esta situación?

Si esta persona nunca cambia, ¿estará bien para mí?

¿Estoy sacrificando mi propia felicidad y mi autoestima para mantener esta relación?

La conclusión de este episodio es dejar de esperar a que la gente cambie si lo que quieres es aumentar tu sentido de felicidad, tu autoestima, tu valor, tu amor propio y el respeto que te tienes.

Mejor invierte tus esperanzas en tus sueños y metas. Deja de pensar que esa persona es lo único que hay para ti. Pensar de esa forma frena tu felicidad y te está bloqueando el camino para que encuentres a alguien que realmente sea compatible contigo, con tus valores, sueños y metas. Nunca es demasiado tarde para empezar de nuevo.

Tu mente solo intenta disuadirte porque le da mucho miedo enfrentarse a lo desconocido y por lo difícil que resulta empezar desde cero. Tienes que estar dispuesto a sentirte incómodo si quieres que las cosas mejoren. Cada que conozcas a alguien, pregúntate ¿si esa persona no ha cambiado nada en el último año o en los últimos 5 años, me interesa seguir a su lado?

Recuerda que esto no es exclusivo para la gente que vive con algún trastorno de personalidad. Todos los seres humanos pueden cambiar, pero la gran mayoría escoge no hacerlo. Si te encuentras trabajando de forma activa en tu crecimiento personal y en tu propia recuperación, entonces busca a alguien que también esté creciendo como tú, alguien que sea consciente de sí mismo, que sea humilde y tome medidas, incluyendo la responsabilidad sobre su propia vida. 

La auto-responsabilidad es lo que hoy en día se considera sexy en un mundo donde la gran mayoría carece de esa valiosa cualidad. Ten en cuenta que cuando tu autoestima es saludable y te enfocas en tu crecimiento personal, el porcentaje de gente compatible contigo y con quien podrías tener una cita será muchísimo más bajo, y eso está bien. Las cosas que en verdad tienen valor son difíciles de encontrar.

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